El aceite de oliva virgen extra es mucho más que un simple ingrediente en la cocina mediterránea; es su corazón y alma. Desde las ensaladas frescas hasta los guisos cocinados a fuego lento, este «oro líquido» se ha convertido en un pilar fundamental de uno de los patrones de alimentación más saludables y sostenibles del mundo. Pero, ¿qué hace que el aceite de oliva sea tan especial en esta dieta? La respuesta yace en sus propiedades nutricionales únicas y su papel en la prevención de enfermedades crónicas.
La dieta mediterránea, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se basa en el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y, por supuesto, una generosa cantidad de aceite de oliva. Este modelo alimenticio no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también está asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. El secreto está en los antioxidantes y los ácidos grasos monoinsaturados presentes en el aceite de oliva, que protegen las células del daño oxidativo y ayudan a reducir el colesterol «malo» (LDL).
El consumo habitual de aceite de oliva en la cocina diaria no solo aporta beneficios para la salud, sino que también realza el sabor de los alimentos. Su frutado, picor y amargor, dependiendo de la variedad, aportan un toque único a cada plato. Por ejemplo, un aceite con notas más intensas es perfecto para un pan tostado con tomate, mientras que uno más suave complementa a la perfección un pescado al vapor. En Torres y Ribelles, hemos perfeccionado el arte de producir aceites que no solo nutren tu cuerpo, sino que también deleitan tu paladar, honrando la tradición y la esencia de la auténtica cocina mediterránea.





