Cuando eliges un aceite de oliva, la etiqueta «virgen extra» es la clave de su calidad. Pero, ¿qué significa realmente este término y por qué no todos los aceites de oliva son iguales? El distintivo virgen extra no es solo un adjetivo, es una promesa de pureza y excelencia.
Para que un aceite de oliva sea clasificado como virgen extra, debe cumplir con dos requisitos principales:
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Acidez Baja: Su acidez debe ser inferior al 0,8%. Este es un indicador de la calidad del fruto y del proceso de extracción. Una acidez baja significa que las aceitunas estaban en perfecto estado y fueron procesadas rápidamente después de la cosecha.
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Defectos Nulos: Un equipo de catadores expertos lo somete a una prueba organoléptica. El aceite no puede tener ningún defecto en su sabor o aroma. Debe ser perfecto, sin rastros de rancidez, sabor a moho u otros defectos.
A diferencia de otros aceites de oliva que pueden ser sometidos a procesos químicos para corregir defectos, el virgen extra es un jugo de aceituna 100% natural obtenido únicamente por medios mecánicos. En Torres y Ribelles, nos enorgullece que nuestro aceite cumpla con los más altos estándares de calidad, asegurando que cada gota que llega a tu mesa es pura, saludable y deliciosa.





