En Provenza, el día de la tarta de piñones con miel de lavanda no es un día cualquiera…Es un poco el día de los niños. Al salir del colegio, saborean esta obra de arte para merendar. Pero este postre típico del sur de Francia también se puede servir después de una comida ligera. Los piñones contienen una gran cantidad de azúcares y grasas y son muy energéticos. Un truco para que la pasta azucarada se cueza perfectamente: antes de rellenarla, colóquela en el horno 10 minutos cubierta con una hoja de papel vegetal de cocina y con lentejas, judías blancas o piedrecitas por encima, para que no suba durante la cocción. Rellénela entonces con los piñones caramelizados y cuézala otros 5 minutos. En la Antigüedad, la miel era manjar de dioses. Además de alimento y ofrenda, simboliza la riqueza y la felicidad. Presente en la tarta de piñones, aporta al postre un sabor particular. Esta receta fácil se saborea por lo general con una taza de té o de chocolate. PREPARACIÓN Para la pasta, mezcle a mano la mantequilla troceada y el azúcar. Haga un volcán con la harina salada. Vierta el huevo en el centro y después la mantequilla azucarada. Mézclelo todo con la punta de los dedos. Amase, forme una bola, rebósela con harina y déjela reposar 1 h. Unte un molde con mantequilla. Extienda la pasta con un rodillo. Forre el molde con la pasta y colóquelo sobre la bandeja del horno. En una bandeja de cobre, funda la mantequilla; añada el azúcar y la miel para obtener un caramelo claro. Añada los piñones. Remueva bien sobre el fuego hasta que tomen color. Vierta la crema removiendo enérgicamente con la espátula. Vierta la mezcla sobre el fondo de la tarta. Hornéela a 180º durante 15 minutos. Desmóldela cuando esté tibia.